Madrid, 03.06.2012.
Proceso de creación de “Catedral II”
“Mi intención es intervenir los suelos y las paredes de las salas. A parte de las obras exentas que se elevan sobre delicadas patas, he ideado una suerte de gestos que dibujan las paredes y que recuerdan, en efecto, a un claustro retorcido y vegetal.
Son esculturas a gran escala que se elevan como vides o emparrados arquitectónicos o estructurales y dibujan estancias de línea y sombra donde transitar.
Algunas piezas se apoyan ligeramente en las paredes y nacen desde el suelo sobre sus dos patas abiertas, invitando a que imaginemos una entrada, una puerta imaginaria en la pared. Me encantaría que, con atrevimiento, el transeúnte intuyera esta invitación y penetrara la pieza como parte del aire que la envuelve. Otras obras forman un claustro más provocador, que aparentemente empujan el muro de la sala como con la pretensión de derribarlo o simplemente acercarse, para fundirse en él. Me gusta imaginármelas como organismos vivos en busca de equilibrio que no cesan de transformarse y crecer.
Trabajo la línea curva obsesivamente, por eso mis formas son tan orgánicas y naturales. En mis bocetos, dibujos, cuadernos de viajes, fotografías, vídeos y esculturas, el cerco de la línea curva, lo que acota y puede llegar a encerrar, se convierte en una obsesiva cinta de Mohevius.
Lo cierto es que, a través de la abstracción, resuelvo mi obra con la creación de ambientes aparentemente frágiles, de líneas elevadas que se transfiguran participando de una manera muy orgánica en un suelo fecundo. Casi como la arquitectura de los bosques, integrada con el orden y el caos de la Naturaleza, que es lo que considero que inspira mayormente mi trabajo”.
Mar Solís